Tras el rutón anterior de Aldea Blanca y Santa Lucía, José Juan propuso una ruta más cumbrera, partiendo de la zona de Tenteniguada. Yo no conocía apenas la zona sino de ir en coche y de pasada casi siempre. Así, que movido más por la curiosidad de concocer sitios nuevos que por otra cosa, me decidí a acompañar a José Juan en esta ruta que había diseñado estudiando tracks en internet.
Quedamos los dos solos en Tenteniguada a las 8, bueno en principio éramos 3, pero "alguien" se quedó dormido jejeje. Así que nos montamos en las burrillas y empezamos el recorrido. Al principio, por asfalto, bien, too pa rriba, hasta llegar al comienzo de la "pista" que nos llevaría al Roque Saucillo. Lo de las comillas tiene su explicación.
Cuanto más ascendíamos, más empenicada se ponía la cosa, pero no es solo eso, sino que cada vez estaba más y más rota la carretera. Cada vez más impracticable. Llegó el momento que ya no merecía la pena subirse en la bici para tramos de 20 metros y acabamos subiendo todo a pie. Era tarea casi imposible. Entre que estábamos empezando, que aquello parecía más una pared que una carretera y que habían zanjas donde cabían, y lo digo literalmente, las ruedas de la bici (y eso que son 29), no habia forma de subir aquello. Hace poco lo hicimos en bajada, con la carretera arreglada. Fuerte diferencia.
Sin embargo la subida tuvo su lado positivo, aunque en el momento quizás no nos dimos cuenta de tanto caminar. Las vistas. Impresionantes. Y los senderillos. Hay muchos "atajillos" que recortan las curvas de la pista principal. Cuando volví, no pude evitar tirarme por todos los que pude recordar.
Fuerte tute, cristiano. El que peor lo pasó fué José, que por aquel entonces usaba zapatillas (con calas) de suela rígida, de esos de fibra de carbono. Entre esto, y el tramo de Los Alfaques, el pobre acabó molío.
Recuerdo la conversación con José Juan. El tema de la rigidez de las zapatillas. Yo por aquel entonces usaba unas con suela semirígida, como ahora. Este tipo de suela no transmite el 100% de la fuerza a los pedales, pierde en la propia flexión del material, pero a la hora de caminar es donde lo agradeces. Ver a mi ya amigo caminar sufriendo, sin poder doblar el pie, descansando todo el peso en los tobillos, tanto a la subida como a la bajada me dolía, no como a el claro, pero créanme, no es agradable ni de ver. Después de ver su experiencia no ha habido un solo caso en que no recomiende a nadie una zapatilla de ciclismo que no flexe, que no cambe, un poco más que sea. Y pa bajo fué peor.
Una vez alcanzado el Roque Saucillo, a la altura del pinar, pudimos por fin pedalear, algo que hizimos casi sin ganas del agotamiento, pero una corta bajadilla hasta el asfalto nos hizo recobrar la sonrisilla. Luego, desde la zona de la presa de Cuevas Blancas hasta la zona del mirador tras las instalaciones militares del Pico de Las Nieves recobramos el ánimo, y ante la esperanza de disfrutar la bajada, nos sacamos unas foticas arriba.
La bajada, que cogió tierra desde Roque Redondo (las antenas) fué una de las que más he disfrutado en mi vida. Nunca antes había arriesgado tanto. Pero ahí estaba José pa introducirme un poco en lo que los ciclistas llamamos "el lado oscuro". Me puso delante de el, y comenzó a grabar. Iba detrás mio diciéndome por donde ir, y sobre todo animándome. Yo me encontraba cómodo, y poco a poco le fui cogiendo el gustillo... acabamos como tiros lanzaos perdios por ahí pa bajo. De hecho, de no ser por el frenazo que nos ocasionó el picón de la Caldera de Los Marteles bien podíamos haber seguio pa bajo. Fuerte risas nos echamos aquel día.
Desde ahí, enfilamos la bajada de las Haciendas, muy famosa en este mundillo, pero más bién por su subida que por su bajada. Al poco de empezar a bajar, me manda a parar José Juan y me dice: "es por aquí". Recuerdo mirar el cartel, y ver un aviso de nosecual carrera de montaña. La cosa prometía, una bajadilla dificililla pero sin ser excesiva (aún no usaba la palabrota "técnica") y un senderillo estrecho pero ciclable nos llevababan por la Degollada de los Cardos. Sin embargo, mi mente pensaba.... Si eso que está ahi abajo es Tenteniguada y nos acercamos horizontalmente pero no verticalmente.... ¿por dónde vamos a bajar?
AGÜITA CON LA BAJADA. Una maldita escalera. 5 metros pa la derecha, curva cerrada, 5 metros pa la izquierda, curva aún más cerrada, 5 metros pa la derecha.... Yo me bajé en la primera curva, y mi compañero de fatigas intentó unas cuantas pero también acabó caminando. Recuerdo pensar lo típico de "yo no he matado a nadie". Era, y es, un camino muy difícil, de hecho hay sitios donde no cabía literalmente la bici. Y sin embargo habían ruedas de bici. Eso aún me desanimaba más. Si no tardamos aquel día una hora en bajar quizás fuera hasta más. Y para colmo de males, el calor. Perdimos mucho tiempo en la subida, al hacerla caminando, y nos cogió el peso del mediodía, de un Julio de Tenteniguada.... ahí es ná... Recuerdo que tuvimos que dosificar y compartir la poca agua que llevábamos. De esas experiencias que cuando terminas dices aquello de "mas nunca, oiste".
Sin embargo, y por casualidades de la vida, ayer mismo me invitaron a bajar por ahí. Una lesión, propinada por la caída del domingo y un pequeño accidente en el trabajo (una majada con la puerta) me obligaron a decir que no puedo ir.... ¡cualquiera se atreve a ir sin poder frenar!!!!
Ya en la Higuerilla, destrozaitos, volvimos al inicio por asfalto. Sin embargo, y como ya será habitual desde ese momento, nos echamos unos pizcos en un bareto de por allí. ¡lo mejor del día, sin duda!
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Enlace a la ruta en el wikiloc de Jose Juan: http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=4805047
Enlace al vídeo en el canal de Youtube de Jose Juan: https://www.youtube.com/watch?x-yt-cl=84503534&v=votRBs7UQRM&x-yt-ts=1421914688
Recuerdo muy bien ese día, que mal lo pasé amigo, primero la subida al Roque Saucillo en aquella época impracticable (no lo sabíamos claro) entre roderas y socavones sólo se podía hacer una cosa, andar cargando la burra, pero.... para mí con zapatillas rígidas fue un auténtico horror, como me dolían los tobillos madre, Mederos me preguntaba que como iba y yo le decía que bien para que no se preocupara, pero casi no podía ni caminar del dolor, al llegar a la altura del Roque por fin pudimos subirnos en las burras y pedalear, luego seguimos por asfalto hasta el Pico de Las Nieves para luego tirarnos por tierra hasta La Caldera de los Marteles, se me quitó todo en este tramo, jejeje, seguimos por la pista de Las Haciendas para desviarnos por Los Alfaques, otro error, entre que el sendero era muy técnico para nosotros y el cansancio acumulado nos tocó caminar casi toda la bajada, yo pensé otra vez no que me duelen los tobillos, así que intenté bajar sobre la burra todo lo que pude pero a medias lo conseguí, luego otro poco de asfalto en subida eterno para mí hasta el coche. Ya en el bar todo se pasa y disfrutas de la cervecita y comentado lo sucedido entre risas. Al poco se arregló la pista del Roque Saucillo y dije a buena hora, pero me alegré porque en otra ruta pudimos bajar como tiros por ahí. Pero esa es otra historia amigos.
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